El Centro Materno Infantil, siempre que tenga sus niños, sus educadoras, sus funcionarios, será ese sitio para lo que fue ideado, guiar los primeros pasos de tantas personitas cuyas familias confiaron, confían y confiarán.
El Centro Materno Infantil, cada vez que cierra un año lo hace con alegría, reuniendo niños, padres abuelos. Vuelven las canciones y los juegos a adueñarse del aquel enorme patio arbolado, para ver cómo crecen los hijos, cuánto sorprenden, cómo van relacionándose con sus pares y con el mundo.
Cada fin de año, este Centro Materno Infantil, allí en Chile y Rocha, es uno de esos lugares para celebrar la vida entre niños y familias, pero el 2017 ha sido el año más difícil de afrontar. El sentimiento y la memoria se resisten a la ausencia de Iris, porque aunque físicamente no la veamos, ella está, todos imaginamos la linda señora, alegre, dinámica, rodeada de niños, ¿alguien puede asociarla con una partida?
Al momento de descubrirse la placa recordatoria a Iris Vitello, junto a su familia, compañeros y amigos en el salón de Experiencias Oportunas, dominó la congoja.
Brenda Álvarez presidenta de la Comisión de Apoyo, manifestó que era de orden este reconocimiento debido a que gran parte de su vida Iris la dejó en el Centro Materno Infantil, por el que tuvo una dedicación total. Agregó que precisamente nombrar esta sala de Experiencias Oportunas, por la que ella estaba tan orgullosa, y colocar esta placa, fue para reconocer su gran labor. No puede sustituirse a una persona que trabajó tanto, pero en nombre de todos los compañeros de comisión, el propósito es tratar de seguir adelante con la institución funcionando como ella quería que funcionara, apuntó Brenda.
Actualmente hay padres, que fueron alumnos del Centro, que hoy vienen con sus hijos. La placa que acaba de colocarse es también para que las próximas generaciones sepan que hubo una persona que le dedicó tanto al centro desde el principio. Cuando los niños en el futuro pregunten por Iris Vitello, sepan de quién se trató. Su pérdida fue un golpe muy duro porque nadie lo esperaba, ni en su familia ni en la institución, por lo que aun cuesta reconocer esa ausencia, pero por los niños, sus familias y la comunidad hay que seguir adelante, agregó Brenda.
Luego, en el patio de siempre, lo espontáneo de los niños, la esperanza de la vida, volvió a introducir la nunca mejor frase «la vida debe seguir», con sus manos en alto, su canto y alegría, volvió a brindarse la mejor respuesta a la entrega y dedicación de la entrañable Iris Vitello.

Y.S.
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