Febrero para el carnavalero es más que una cara pintada, más que quitarle horas al sueño a la familia, es lo más esperado en todo el año, entre corridas y nervios, febrero sin duda tiene una adrenalina especial.
Mauro Puig se hizo un lugarcito para conversar con El Pueblo en su tercer año con la Murga Patos Cabreros. El año pasado estuvo en Humoristas Sociedad Anónima porque lleva el carnaval metido en la sangre.
– Integrar Patos Cabreros debe ser como alcanzar el sueño del pibe carnavalero.
Es la más ganadora de la historia y uno se siente orgulloso de formar parte de eso. Uno se empieza a dar cuenta cuando se vive de adentro, lo que fue Pepino, un director innovador dentro del Carnaval, por ejemplo la batería, el bombo y el redoblante, hoy tan presentes, que él integró esa base fundamental para la murga que vemos hoy. Este año, Los Patos están dirigidos por Rafael Antognaza director escénico, con textos de Eduardo Rigo, Conejo Pintos, Cristian Font y yo también intervengo. Todos vienen con una rica historia libretista en el carnaval, es un lindo grupo.
-Si bien ese redoblante, ese bombo, se mantienen como la esencia del Carnaval, el contenido de las letras han evolucionado mucho.
Hay cosas de las que se podía escribir hace 10 años y ahora no lo permiten, el humor y las letras han ido cambiando en función de no herir susceptibilidades, este año hay casos claros. Patos Cabreros es bastante cuidadoso en no herir, no atacar al otro.
– Tiene que haber mucha complicidad en el grupo para lograr que lo estudiado, por ejemplo, parezca tan espontáneo.
Totalmente, existe esa complicidad ; en todo lo que hago, tanto en lo deportivo como en lo artístico, si el grupo no está unido y no tienen un objetivo en común es muy difícil lograr un buen resultado, se coopera para formar cabeza sin duda que si el grupo como tal no está bueno no pasa nada.
-Parecería imposible poder resumir tanto en lo que se quiere expresar, decir con los tiempos acotados de acuerdo a las reglas del concurso.
Desde que se puso un tiempo limite para una actuación todo el armado gira en torno al tiempo, hay que cronometrar lo que decís, hacés o lo que puede ser un aplauso, una risa para no desfasar el tiempo del concurso. Los ensayos son para ir corrigiendo los tiempos, lo que también está bueno porque habla de la inteligencia a la hora del armado del espectáculo.
-El Carnaval es un semillero de artistas excelentes, donde se descubren grandes talentos surgidos de gente común.
El mundo del carnaval recién ahora se está masificando por la TV, acá en el interior, pero de repente, estás conviviendo con un letrista que es taxista, un cupletero, un actor o cantantes de voces privilegiadas, que pueden trabajar de día en un puestito y en el escenario se puede transformar en el mejor cantor del Uruguay. Yo siempre digo, medio en broma y medio en serio, si este fenómeno se diera en Argentina el Carnaval sería como una marca registrada de acuerdo a la cantidad de habitantes de uno y otro país. Pero yo destaco que hay grandes artistas con una humildad tremenda y que siguen aprendiendo sobre la marcha.
-Pienso en el carnavalero que también trabajó en el año pero que no pasó la ronda porque un jurado del concurso oficial le restó puntos, a veces no siendo justos, lo que deber ser muy frustrante.
El Carnaval es cruel, el concurso es cruel sí, quizás tendría que haber otra instancia donde mostrar lo que estás haciendo. Hay gente que se prepara para dar una prueba de admisión por mucho tiempo y después no se puede subir a un escenario porque queda fuera del Carnaval por completo. En Montevideo están los grupos que concursan y hay 5 o 6 fuera de concurso que también tienen que pasar por DAECPU, pero no es ninguno de los que dio la prueba de admisión y que perdió. Esa gente se quedó sin hacer Carnaval si no lo integran a otro grupo.
-¿Puede haber como un mercado de pases de carnavaleros?
Empezó a ser como el fútbol, los directores ven si alguno le gusta y le sirve para lo que piensa, lo llama y lo empieza a tentar económicamente, se da cada vez más. A mí, me llaman de Sociedad Anónima para integrar la murga en abril enseguida que terminó el Carnaval del 2014 para el 2015. Te ven, piensan en el espectáculo con tus características y te llaman.
– En la competencia del Carnaval también hay mucho dinero en juego.
Patos Cabreros, por ejemplo, tiene mucha inversión económica, es un grupo que sale muy bien, bien vestidos, no nos podemos quejar. Nosotros no somos una murga cooperativa porque hay un dueño. Arriba del escenario tenemos 10 publicidades que bancan gran parte, y después que el grupo anda bien las actuaciones que se hacen en los tablados de Montevideo brindan un rédito económico para solventar los gastos de integrantes y de producción.
-¿Coincidís con quienes afirman que aquel espíritu de Carnaval de barrio se perdió?
No veo mal que el Carnaval se haya profesionalizado, no veo mal ver un producto de calidad artística en lo visual y en lo que se dice. Nosotros vamos por todos los barrios de Montevideo, también fuimos a José Pedro Varela en Lavalleja y vamos con los mismos trajes y la gente en cada escenario también se esmera mucho por lo profesional.
-Escribir para reflejar una realidad cambiante en un mundo tan dinámico y todavía agregarle alguna humorada no debe ser nada fácil.
Es un gran desafío, todos los años se van planteando de forma diferente, armar la crítica, para el salpicón de murga se termina a último momento porque pasan cosas a fin como a principio de año, más este año que han habido muchísimas cosas; sí la verdad es complicado para los letristas.
-Hasta hace poco se tildaba a las letras de murga como de izquierda, sin embargo ahora las críticas se han generalizado.
Sí, es cierto, en la categoría murga una de las esencias que se pide es que esté presenta la crítica y no se puede criticar por un lado y por otro no y hacer la vista gorda a cosas que están pasando, hay que hincarle el diente a eso. Esta murga siempre fue bastante plural, nunca se aferró a ningún partido político o alguna ideología porque en definitiva tiene que reflejar el sentir del pueblo y cuando la gente te devuelve un aplauso después de una cuarteta, es porque se siente identificada, esa empatía no se puede perder. La cara de la gente es el principal termómetro que tenemos.
Son 17 murgas que compiten por un premio, salir primeros es un accidente pero armar un espectáculo que guste, que sea lindo de punta a punta, ese premio sólo te lo da la gente que aplaude, que se rió en los tablados. Si lograste ese contagio es la otra parte que queda y que llega más, va mucho más allá del que salió primero o salió segundo.
– La gente ve Carnaval en febrero pero esta movida empieza mucho antes.
Nosotros estamos trabajando desde agosto y luego de algunas actuaciones ya quedamos ensayando para este Carnaval. Se engancha una cosa con otra. Yo estaba trabajado con el fútbol en Wanderes hasta fin de año y mi padre me tenía que llevar a Montevideo por los tiempos y el cansancio.
-El carnavalero tiene que tener, además, una familia carnavalera.
Si no tenés apoyo sería imposible, porque ellos perciben esa pasión que después también la empiezan a sentir. Si no fuera por ese acompañamiento de la familia yo no podría hacer Carnaval como hago desde hace años. Del Carnaval sólo hay cosas que te pueden alejar un tiempo, como tener un hijo, porque por más pasión y porque es un trabajo, hay prioridades en la vida.
– Suele estar en los genes de muchos y Santa Lucía con muy buenos exponentes.
Yo siempre que tengo la chance de decir de dónde vengo, lo hago. Es un orgullo porque yo amo Santa Lucía. Es cierto, han habido varios valores como ahora Claudio Rojo, que está en Saltimbanquis, icono del Carnaval, otro «murgón» que por suerte volvió. La verdad que hay familias carnavaleras, más allá o más acá les sale de adentro el candombe, o la murga.

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