Cada vez aparecen más trabajos científicos de investigación que se suman a los relatos cotidianos y demuestran los efectos nocivos sobre la salud humana  de muchos productos tóxicos que se utilizan en la explotación agraria con métodos industriales. Va en aumento constante el número de afectados, que quedan con alteraciones  por el resto de sus vidas.
Brecha, en su edición del  31 de marzo 2017, en la página 34, relata varias historias de lo que están padeciendo nuestros compatriotas y vecinos luego de años de trabajar. De entre ellas destaco la historia de Miriam, vecina de Guichón (Depto de Paysandú), quien desde hace años, tiene una pequeña empresa sustentada en su labor de apicultora. Escribe el periodista, “sus abejas manifestaron síntomas antes de que ella los percibiera en su propio cuerpo. En el año 2000, con el avance de la soja y la forestación (eucaliptos) y sus indisociables fumigaciones, el rendimiento de su empresa apícola empezó a mermar. En 2013, luego de varios achiques y de conseguir trabajo en Montevideo, definió cerrarla definitivamente”. Luego relata las alteraciones respiratorias y cardiovasculares que sufrió Miriam por exposición a las fumigaciones. “Las muestras de su terreno dieron positivo a los herbicidas glifosato y 2,4-D, pero fue tres años después, en 2016, que el Ministerio de Salud Pública (MSP) comprobó la afectación de su salud”.
El pasado 12 de abril, el “Tribunal a Monsanto” emitió un nuevo boletín en el que recuerda que para el 18 de abril, los cinco jueces que lo integran emitirán sus conclusiones, que harán llegar las autoridades de las Naciones Unidas (UN) y a las autoridades de la empresa Monsanto, dándoles la mayor publicidad posible.
Es un importante paso en la lucha contra la impunidad de las grandes empresas y su indudable gravitación sobre los gobiernos a escala mundial. Los jueces habrán decidido si Monsanto violó los derechos a una alimentación y un ambiente sanos y si favoreció el ataque a la libertad de investigación y de expresión de los científicos, ocultando la verdad.
Por otra parte se buscará definir jurídicamente e incorporar al derecho internacional el concepto de “ecocidio” como daño del medio ambiente, al territorio y a los seres que viven en él.
Es un intento válido en la lucha por limitar la impunidad con que actúan las grandes corporaciones que priorizan sus negocios y beneficios privados sin importarles el daño al ambiente y a los seres humanos.  Se busca además acercar a los pequeños productores de diversas regiones del mundo como forma de acumular fuerzas en la defensa de sus derechos a la salud y al trabajo.
Entre otros documentos el Tribunal a Monsanto  ha dado a publicidad lo escrito antes de morir de cáncer en al año 2014, por Marion Copley toxicóloga de la US EPA (Agencia de Protección Ambiental de USA), quien demostró las evidencias de que el glifosato y varios herbicidas asociados causan cáncer.

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