Desde que entramos es como si fuéramos observados por aquellos ojos con
brillo como por la exuberancia de colores subidos.
Edison, nacido en Santa Lucía luego radicado en Canelones, que se llevó
consigo por siempre sus raíces de monte, río y playa de agua dulce que aun
podían disfrutarse, con él conversamos.
-Bienvenido en este mes de octubre con esta fantástica conexión de óleos
que tiene como otro carácter, un colorido diferente.
Siempre es un gusto volver, la última vez que expuse fue allá por el 2020 y
presenté mucho trabajo sobre fibra, eran paisajes y algunos regionales. Y
en esta oportunidad es totalmente diferente, la técnica es completamente
diferente, es óleo sobre tela en todos los casos y hay cuadros con gran
mayoría color y otros monocromáticos y apuestan un poco a la figura y al
rostro humano.
-¿Por qué llamaste a la muestra Sin Tapabocas?
Apelé a esa denominación un poco llamativa porque la última vez que
expuse aquí fue en setiembre del 2020, ya en pandemia, cuando nos
autoencerrarnos, y salir poco, pero en esta oportunidad tenemos la grata
posibilidad del reencuentro con esa libertad de estar sin tapabocas. Para mí
tiene además una connotación muy especial porque cuando estaba pintando
uno de los cuadros que exponemos acá, me daban la triste noticia del
fallecimiento de mi hermano a raíz del Covid y para mi tiene una
simbología muy especial que me cala muy hondo y en cierta manera es un
homenaje para él. Además, es como un recordatorio, que tenemos que
seguir cuidándonos todos, porque esa libertad también se puede perder y la
de la salud que podemos disfrutar, al igual que el cuidado del medio
ambiente, no seguir contaminándolo es muy importante, por eso no se
puede perder.
-Particularmente vi mucha expresión en los distintos rostros, los
habitualmente nuestros como de otros mundos.
Sí, en algunos hay un poco de fantasía también, creo que todos los cuadros
tienen su referencia un poco onírica, por lo menos para mí que los pinto. En
esta oportunidad introduje por primera vez algo que si se quiere es una
novedad, que es un código QR, que no están todos los cuadros pero sí en
algunos, quiere decir que el espectador que venga si viene con la aplicación de la lectura del código QR va a obtener alguna ampliación más sobre ese
cuadro en particular que está leyendo el código.
-¿Instalar códigos QR es una innovación?
En realidad lo vi que lo habían hecho después que yo lo había diseñado y
no quiere decir que haya sido el inventor, por cierto, pero uno se tiene que
ir aggiornando con los tiempos modernos.
–Habrán habido cambios sobre todo en técnicas. pero cuando se trata de
pintar rostros la expresión sigue siendo la misma, y en esta muestra hemos
visto pintadas varias miradas, ojos que siguen reflejando emociones.
Es que los ojos siempre han sido, las ventanas del alma, y dicen mucho, es
pintar emociones, todo encierra algo y hay que ser muy cuidadoso también
en todos los detalles y en este tipo de trabajo que se trabaja en rostro hay
que ser muy cuidadoso en la parte de dibujo y luego de pintura, para poder
lograr por lo menos algo que logra atraer al espectador.
-¿Has pensado en pintar personas de avanzada edad?
Sí, sí, pero me voy a tomar mi tiempo cuando llegue el momento que tenga
arrugas, es un gran desafío y algo completamente diferente, hay que esperar
el momento, sentir la inspiración para hacerlo en ese momento, no me
gusta forzar un cuadro. Hay un dicho que encontré en un libro que es
atribuible a Picasso, que decía que hay una diferencia entre lo que es un
pintor y lo que es un artista. Dice que el pintor es aquel que pinta para
vender, mientras que el artista es el que vende lo que pinta y entonces en
esa disyuntiva creo que me siento más artista que pintor, porque no me
interesa vender lo que hago, simplemente lo pinto porque lo siento,
después, si se vende es otra cosa. No obstante, si alguien tiene una
propuesta es capaz que sí, hay gente que claro que le gustaría pintar el
rostro, los ojos de algún ser querido, que por ejemplo ya no esté. Pero
cuando uno le toma cariño a un cuadro que se lo proponen, también
encuentra la motivación para seguir adelante.
-¿Que otras muestras tienes previstas próximamente?
El 20 de octubre voy a estar en la Casa de la Cultura de Maldonado hasta el
10 de noviembre, ya que el año pasado obtuve el tercer puesto de un
concurso nacional y vamos a estar exponiendo los tres primeros premios, y
estamos coordinado tambien otras invitaciones. Agradezco especialmente a
Patricia Bogliolo el haberme invitado.

–¿Son materiales muy costosos?
Mucha gente presta atención en el costo de un marco, que de repente sale
$2000 y a un bastidor que sale $800, pero lo que hay valiosos atrás, más
allá de quién lo pinte, es el tiempo de dedicación. A veces un cuadro. si se
pinta todos los días puede llevar un mes de trabajo, pero se puede esparcir
en varios meses. El óleo lleva un proceso de secado, un proceso de
oxidación que a veces no se puede pintar encima de lo pintado, entonces
lleva su tiempo. El óleo es muy noble, de hecho las grandes obras artísticas,
pese a que fueron hechas con otros materiales, en otro momento, han
durado siglos, obviamente después de mucho tiempo los tienen que
restaurar. Pero el óleo es algo muy duradero, se le puede poner una capa
protectora de barniz, que le da más brillo, realza más el trabajo, pero hay
que esperar a que esté completamente seco.
Visiten la muestra de Edison Aguilar en el Centro Cultural José E. Rodó
este mes de octubre, seguramente admirarán gestos, ojos con brillo y una
especial exuberancia de colores.
Y.S.
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