La noticia sobre inclusión financiera volvió a ser tema de la agenda días atrás. El senador Luis Lacalle Pou,  líder del sector Todos del Partido Nacional, pretende modificar, mediante un proyecto de ley, la obligatoriedad de cobrar a través de «instituciones de intermediación financiera o en instrumento de dinero electrónico las remuneraciones de los trabajadores dependientes, honorarios profesionales, jubilaciones, pensiones, retiros, beneficios sociales, asignaciones familiares, complementos salariales, subsidios, indemnizaciones temporarias y rentas por incapacidades permanentes» de acuerdo al portal oficial de «Todos».
Este asunto nos recuerda que el departamento de Canelones, es uno de los afectados por la «exclusión» financiera, más allá del espíritu inicial de la ley, o del título ostentoso que lleva de «Ley de inclusión financiera».
De qué hablamos cuando hay ciudades como Aguas Corrientes donde estuvimos el sábado pasado, que no tiene cajeros automáticos? Los usuarios deben ir a la ciudad más cercana (Santa Lucía o Canelones). Además del gasto que implica, es lógico quem una vez llegados a la ciudad, «de paso» hagan sus compras y lleguen a sus casas con todo lo que necesitan.
Pero además, por no tener casas para pago de facturas, este servicio, por demás importante, también se hace lejos de la localidad que carece de las nuevas técnicas para que, hacer los pagos, no sea engorroso y pueda hacerse en tiempo y forma.
El perjuicio es enorme para el comercio local, porque la plata queda en el lugar donde se cobra. Y si no ayudamos a que eso se revierta., la realidad es que, en lugar de lograr inclusión, estaremos generando cinturones de excluidos de un sistema matemáticamente exacto pero inadecuado, si no se expande a todas las ciudades del país.
Lacalle Pou, pretende que los beneficiarios decidan cómo quieren cobrar, es decir «dejar abierta la opción para que sean los beneficiarios finales quienes elijan el medio».
Si las cosas se hacen bien, no será necesario obligar a nadie a usar el sistema. Por el contrario, la inmensa mayoría seguramente quiera ser parte de él. Pero para eso, no se debe imponer sino «buscar los incentivos necesarios que terminen por generar en las personas una inclusión voluntaria al sistema propuesto» señaló el legislador en su exposición de motivos y que recoge la página «Todos.uy».
Si Uruguay tiene que caminar hacia una tecnificación más acorde a los tiempos que corren, deberá adecuar toda su infraestructura para no dejar a nadie afuera. Pero fundamentalmente, para no ocasionar daños al castigado comerciante pequeño que hace frente a una andanada gigante de impuestos, perok que, al momento de jubilarse, no ve recompensas acordes a tamaño sacrificio.
A las propuestas hay que ponerle pienso y no solamente un puñado de voluntades. Porque sino, será como el juego de la Oca que, en una tirada de dados, avanza tres casilleros pero en la siguiente puede retroceder 10.

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