El insulto solapado y patotero que recibió hace un par de días, nuestro Presidente de la República por parte de ciudadanos, supuestamente agropecuarios, hace pensar que vivimos en una sociedad, negada de valores morales y desubicada, que ya ni respeta a nuestros gobernantes. Hemos visto, en las redes sociales, cualquier disparate, personas que dicen lo primero que se les ocurre, sin razonamiento alguno porque el Presidente no es del cuadro de sus amores. Otros -que siempre se suben al carro- manifestaron que al Presidente se le fue la mano al entablar dialogo con personas desconocidas que solo querían ofenderlo. Critican la manera de actuar de nuestro Presidente, pero se olvidan que a cualquier hombre que le corra sangre por las venas hubiese actuado de la misma manera. Lo increparon e increpó. Se defendió como cualquier persona lo hubiera hecho al ser tratado de mentiroso. Incluso le enrostraron que era inepto, sospechosamente en una actitud política, recriminatoria de incumplimiento como gobernante. Algunos que están en la oposición y tratan de dictar normas de conducta, no deberían olvidar que tuvimos a un Presidente blanco que trató por todos los medios de vender nuestras empresas y que el pueblo mediante plebiscito dijo que no. También tuvimos otro colorado, que fundió al país, y en una carrera desesperada tuvimos que ir al norte a pedir unos cientos de millones de dólares a los gringos, para que nos salvaran. A este país, lo salvo el pueblo que labura, – no el gobierno -, que ha pagado cada dólar que se le ha prestado. No hay ningún gobierno perfecto, porque todos los que quedan afuera, quieren estar adentro, porque les parece que tienen mejores ideas. Es lamentable ver a gente que no tiene buena catadura moral increpar a los gobernantes, porque se creen mejores ciudadanos. Tiran la piedra y esconden la mano. El presidente también se desubicó al tratarlos de «manga de delincuentes, que traen combustible de contrabando». Si eso es sabido por el gobierno, ¿Por qué no se actúa en consecuencia? En mi modesta opinión, nuestro Presidente quiso demostrar que es hombre de pueblo, que no rehúye el dialogo, y pensó que hablando con ciudadanos que estaban esperándolos, podría estar a la altura de ellos, no rebajarse. Está bien que piense eso, porque fue elegido por nosotros y demuestra que no esquiva el bulto. Lo que no pensó que estos ciudadanos se fueran a desubicar. Esto dio motivo por parte de la prensa que hablaran durante días y días de este asunto, como si no tuvieran de que informar. También se ha dicho por parte de alguna gente que lo que realmente molesta a los agropecuarios, son los sueldos que tienen que pagar al personal, como si los peones tuvieran que trabajar por un plato de comida. Algo absurdo e impensable. Esperemos que temporariamente, con las medidas que ha tomado el gobierno, se solucione esta problemática. Después se verá sobre la marcha de los acontecimientos.

A.T.
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