una idea de Alfredo Valdez Rodríguez
Suplemento de El Pueblo, no se debe confundir nunca la ciudad con las palabras que la describen.
Felix Montaldo
PERSONAS QUE ABRIERON CAMINOS NUEVOS
MARIA CURIE
La Primera Guerra Mundial
La guerra comenzó en el año 1914. El 4 de agosto Alemania invadió Bélgica y luego avanzó sobre París amenazando tomarla por asalto. Entretanto María había alquilado una villa en Bretaña enviando allí a sus hijas. No obstante no las acompañó a ese lugar sino que permaneció en la capital francesa donde se ofreció como voluntaria, dejando a sus hijas al cuidado de su cuñado Jacques. Recién volvieron a finales de ese año cuando las tropas alemanas se alejaron.
El gobierno francés ante la amenaza de las tropas alemanas decidió trasladarse provisionalmente a Burdeos y encomendó a María que trasladara a esa ciudad el gramo de radio que tenía en su laboratorio. Fue nombrada directora del Servicio de Radiología de la Cruz Roja francesa. Propuso organizar un equipo de unidades móviles de rayos X que recorrieran el frente de combate y colaboraran con los médicos practicando radiografías a los soldados heridos para establecer el lugar exacto donde se alojaban las balas y los restos de metralla para que los cirujanos pudieran extraerles los proyectiles. A los efectos hizo un curso intensivo de radiología. 
Comenzó con un vehículo Renault al que hizo adaptar para ambulancia. Le colocaron una dínamo de 110 voltios y 15 amperios para alimentar los equipos. María improvisó un cuarto oscuro para velar las radiografías. Luego consiguió más donaciones y también usó sus facultades de requisar automóviles para dichos fines. Les llamaban los «autos E» o, también, «las pequeñas Curie». En total equipó 20 coches con los que recorría Francia y también Bélgica, llegando incluso a ir a Italia. Solía manejar uno de ellos cuando carecía de chofer y también aprendió a reparar averías que se pudieran producir en el camino. Su hija Irene colaboró haciéndose cargo de una de las unidades móviles. Cabe agregar que María también dirigió la instalación de 200 salas de radiología. Tuvieron algunos conflictos con médicos demasiado tradicionalistas que desconfiaban de la validez de los rayos X, pero tuvieron que rendirse ante la precisión obtenida por la nueva tecnología.
Terminada la guerra permanecen los rencores y los odios nacionalistas. María llega a decir: «O hay que exterminar a los alemanes hasta el último hombre, lo que no podría aconsejar -dice, a veces-, o bien hay que ofrecerles una paz que puedan soportar.»
Cuando se reúnen los científicos a nivel internacional, María trata con frialdad a sus colegas alemanes que firmaron el manifiesto de los Noventa y Tres (científicos e intelectuales que apoyaron a su gobierno en la guerra). Entre ellos estaba nada menos que Marc Plank.
La ciencia, para ella, en ciertas circunstancias, no podía estar por encima del patriotismo, y lo demostró comprometiéndose por igual con sus dos patrias, Polonia y Francia.
Colecta para conseguir Radio y gira por Estados Unidos
Fue organizada por la periodista norteamericana Mary Meloney. El objetivo era conseguir el dinero para comprar un gramo de Radio con destino al Instituto del Radio de París. El gramo de dicha sustancia costaba en ese momento cien mil dólares. En mayo de 1920 María le concedió una entrevista en el mencionado Instituto, donde la científica le contó la escasez de ese elemento para utilizarlo en sus investigaciones y en la terapia del cáncer. Como, ella y su marido, no habían patentado su descubrimiento, ahora no tenían dinero para comprarlo ni para equipar adecuadamente su lugar de trabajo La periodista le prometió encargarse de realizar la colecta en los Estados Unidos y, a cambio, María se comprometió a viajar a dicho país para recibir la donación. También le pidió que escribiera sus memorias que serían publicadas en una importante editorial norteamericana.
Lo que más temía la polaca era a las grandes multitudes que irían a verla, el acoso de los periodistas y tener que alejarse de sus hijas durante un tiempo. Pero la periodista la tranquilizó sugiriéndole que fuera acompañada por Eve e Irene; además se comprometió a hacerle una agenda más liviana y se encargaría de que las entrevistas de prensa fueran lo más breves y escuetas posibles y, por supuesto, no se tocaría el tema de Langevin.
En 1921, conseguido el dinero, María se embarcó para Estados Unidos acompañada por sus hijas. En el muelle la esperaba una multitud. La proclamaron «Bienhechora de la raza humana». El 20 de mayo el presidente norteamericano Warren Harding le hizo una entrega simbólica del Radio obtenido. La definitiva se realizaría cuando hiciera el viaje de regreso.
Realizó además una gira por el país norteamericano. Fue de visita a las fábricas de Pittsburgh donde se procesaba el Radio y se admiró de la cantidad de ese elemento que tenían allí, así como lo bien equipados que estaban los laboratorios y las clínicas que lo usaban en comparación con la pobreza y carencia de recursos de sus similares en Francia. En Estados Unidos había muchos hospitales donde se trataba el cáncer a través de la curieterapia.
Tuvo una nutrida agenda de reuniones sociales: cenas, almuerzos, visitas a laboratorios y universidades, almuerzos privados con los principales donantes y también un encuentro con la comunidad polaca que había hecho una importante colaboración. Le fueron concedidas muchas distinciones, entre ellas habían diplomas, medallas (fue condecorada con la medalla John Scott), y doctorados honoris causa. Visitó la Universidad de Harvard donde su ex Rector Charles Eliot, opinaba que no había hecho nada importante desde que muriera Pierre Curie, aunque el Rector en funciones fue muy elogioso con ella.
Como broche de oro del viaje, la llevaron a visitar el Cañón del Colorado. En toda esa gira fue muy aclamada, en particular por las fuertes organizaciones femeninas de ese país.
El 2 de julio regresó a París con su gramo de radio que fue depositado en el Pabellón Curie del Instituto del Radio. Se agregaron nuevas donaciones por parte de industriales americanos en material radiactivo y equipos para el laboratorio. Las repercusiones de este viaje fueron que María tomó conciencia de su prestigio internacional. Había revolucionado la química con sus descubrimientos y de su esposo de nuevos elementos y sus investigaciones sobre la radiactividad que continuaron las de Becquerel de 1896. Habían creado, además, una nueva terapia para la cura del cáncer. Concedió más importancia a los viajes para difundir sus nuevas concepciones científicas y realizó nuevas giras por el mundo donde participó en diferentes eventos. Entre sus predilectos estuvo España al cual visitó en varias oportunidades.
En octubre viajó a Varsovia (Polonia se convirtió en país independiente al finalizar la guerra). Su objetivo era visitar a su familia e impulsar la creación de un Instituto del Radio en su país natal. Fue apoyada en esta iniciativa por el primer ministro Josef Pilsudski quién aprobó la donación de unos terrenos para ese fin y se inició una colecta en la cual se recibían donaciones en dinero o en ladrillos. Dicho organismo fue llamado «María Sklodowska Curie».
Se había convertido en una figura de relieve mundial no solo en lo científico sino también en el ámbito político por su actuación durante la Primera Guerra Mundial. El 15 de mayo de 1922 fue nombrada vicepresidente de la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual de la Sociedad de las Naciones. Estaban allí como miembros: Bergson, Gilbert Murria, Jules Dastrée, Albert Einstein, Hendrik Lorentz, Paul Painlevé, etc.
Es de hacer notar que Alemania fue excluida inicialmente de dicho organismo hasta 1926, y también la URSS y Turquía que recién ingresaron en 1934, mientras que EE UU se abstuvo de participar por decisión del Senado.
Uruguay Ortiz
Rubén Darío
Se cumplieron 131 años Rubén Darío quien nació en Nicaragua pero es nuestro, porque propuso una visión del mundo que es de todos los que nacimos en «esa América que tiembla de huracanes y que vive de Amor» poblada por los «cachorros sueltos del León Español». A veces olvidamos, y el poeta nos hace acordar, que los americanos somos nosotros y aquellos que él define como «hombres de ojos sajones y alma bárbara» no tienen derecho a adjudicarse el nombre de americanos como si el Sur no existiese. En otro poema se pregunta: «¿Seremos entregados a los bárbaros fieros? / ¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés? / ¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros? / ¿Callaremos ahora para llorar después?
Más allá de estos versos cargados de preocupación por el destino de los pueblos del Sur, no debemos olvidar que Darío no es precisamente un agitador político. Es biológicamente poeta. La belleza, el amor, la tristeza, el desengaño están en el mundo y provocan las creaciones más notables que los grandes como Rubén ponen frente a nuestros ojos. Hay versos de Darío que se incorporaron al habla cotidiana como el caso de «Canción de otoño en primavera que comienza «Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro… /y a veces lloro sin querer…»
«Era un aire suave» alude a la coquetería femenina y nos muestra a una marquesa Eulalia quien «daba a un tiempo mismo para dos rivales». Concluye diciendo: «sé que Eulalia ríe todavía,/ ¡y es cruel y eterna su risa de oro!»
La búsqueda de inspiración está presente cuando nos dice: «Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo, / botón de pensamiento que busca ser la rosa; /se anuncia con un beso que en mis labios se posa /el abrazo imposible de la Venus de Milo.
Nos dice en «Nocturno»: «Quiero expresar mi angustia en versos que abolida/dirán mi juventud de rosas y de ensueños, /y la defloración amarga de mi vida/por un vasto dolor y cuidados pequeños». En otro poema llamado «Nocturno» dedicado a Mariano de Cavia se plantea: «/Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido, / y la pérdida del reino que estaba para mí, /el pensar que un instante pude no haber nacido, /¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!
«De otoño» es un poema corto y hermoso: «Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora /con aquella locura armoniosa de antaño? /Ésos no ven la obra profunda de la hora, /la labor del minuto y el prodigio del año. //Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa, /cuando empecé a crecer, un vago y dulce son. /Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa: /¡dejad al huracán mover mi corazón!
«Lo fatal» es una obra maestra: «Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
/y más la piedra dura porque esa ya no siente, /pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, /ni mayor pesadumbre que la vida consciente. //Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, /y el temor de haber sido y un futuro terror… /Y el espanto seguro de estar mañana muerto, /y sufrir por la vida y por la sombra y por //lo que no conocemos y apenas sospechamos, /y la carne que tienta con sus frescos racimos, /y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, /¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!…
Dejé para el final «A Phocás el campesino» dedicado a su hijo porque está escrito con el alma: Phocás el campesino, hijo mío, que tienes /en apenas escasos meses de vida, tantos /dolores en tus ojos que esperan tantos llantos /por el fatal pensar que revelan tus sienes… // a venir a este dolor adonde vienes, /a este mundo terrible en duelos y en espantos; /duerme bajo los Ángeles, sueña bajo los Santos, /que ya tendrás la Vida para que te envenenes…///Sueña, hijo mío, todavía, y cuando crezcas, /perdóname el fatal don de darte la vida /que yo hubiera querido de azul y rosas frescas; //pues tú eres la crisálida de mi alma entristecida, /y te he de ver, en medio del triunfo que merezcas /renovando el fulgor de mi psique abolida.»
Mi recuerdo para Heber Raviolo, inolvidable profesor de Literatura, quien me hizo conocer a Darío hace apenas cincuenta y pocos años.
Ahora no me conoces
muchos nombres, un apellido

Daniel da Rosa
Serie Mínima
Por efecto dominó
Se estaba cortando las uñas con una pequeña y afilada tijera y el vuelo de una mosca lo distrajo. Por ese simple acontecimiento, se rebanó el dedo índice de la mano derecha. La sangre salpicó la mesa de mármol azul y al ver esa constelación roja se sintió mareado y trastabilló de la silla cayéndose de costado y golpeando su cabeza sobre el único florero de vidrio que había en la mesa donde tenía el teléfono gris. Ya en el suelo y con la vista borrosa intentó levantarse del piso lustrado, pero resbaló de tal forma que siguió, entre tumbos y más tumbos, dándose golpes hasta llegar a la puerta del fondo de su casa. Logró salir apenas al patio, arrastrándose, pero se detuvo de golpe al distinguir que más adelante estaba la piscina. Se sentó y miró aliviado el cielo estrellado y fue lo último que vio.
La Madriguera presenta
Siempre se vuelve a
Sir Arthur Conan Doyle
Rodney Stone / El valle del miedo/Arthur Conan Doyle/Traducción de Armando Lázaro Ros/Capitán Swing / Valmemar. Madrid, 2011/ 368 / 320 páginas.
Amores y rufianes se mezclan para ofrecernos un escenario trepidante que, desde el pasado, vendrán a confluir en el presente. Y siempre, la sombra fatídica de Moriarty representando a un Mal absoluto que, sin embargo, puede ser derrotado en batallas concretas, lo mismo que el Bien, pero dentro de una guerra sin fin. Esa visión del Absoluto, que ha pervivido hasta hoy en las novelas de acción, sea la Espectra de Bond o los detestables psicópatas de la novela negra o de terror, procede de una concepción religiosa que continúa instalada en nuestro interior contra viento y marea, aunque sin la gracia, en general, con que caballeros como sir Arthur eran capaces de hacerlo antaño y hacernos estremecidamente felices. Jose M. Guelbenzu
Nos imaginamos que la felicidad se encuentra siempre donde no estamos.MA
Ilustraciones: David Hockney, La Prensa, H. Hellen (Getty), gentileza Gustavo Cáceres.

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