Cada año el Colegio llama a todos sus afiliados para realizarles un reconocimiento a los profesionales socios, para homenajearlos con las llamadas Bodas de Plata por sus 25 años de carrera, como también por las Bodas de Oro al cumplir los 50. Se empieza a contar desde que se hace el juramento ante la Suprema Corte de Justicia.
Recibida en noviembre del 1991, prestó juramento el 16 de marzo de 1992, la Dra. Anela Valdez al cumplir 25 años como abogada recibió el reconocimiento de manos del Presidente del CAU Dr. César Pérez Novaro y de la Secretaria Dra. Laura Capalbo.
Dialogamos con Anela.
– Hay que amar mucho una carrera tan comprometida y exigente como la abogacía.
Yo amo ser abogada, lo reafirmo, tengo la dicha de decir lo que digo siempre, amo lo que hago y si volviera a nacer volvería a ser abogada, es lo que realmente me gusta.
– ¿Han cambiado mucho las leyes en el correr de estos 25 años?
Cambian continuamente, tenemos que estar estudiando siempre, en mi caso que me doctoré en Derecho Bancario, parte específica en Derecho Comercial, precisamente, lo comercial y laboral. Estoy trabajando en el Ministerio de Trabajo desde el 2015 y es en estas áreas donde los cambios han sido más vertiginosos. A partir del 2007 con el cambio tributario, fue realmente un cimbronazo y con la Ley de Bancarización también se ha variado mucho en toda la parte financiera y comercial, con el dinero electrónico. Precisamente, estaba como abogada en el Centro Comercial cuando se vino toda esa reestructura a la que había que adaptarse con nuevos impuestos, por ejemplo el IRPF. Ejercí más de 20 años ese asesoramiento a industriales y comerciantes, incluso representando fuera del país a las mesas empresariales como las Pymes y a la Mesa Empresarial de Canelones, siempre asistiendo en forma integral a las empresas.
Hay que actualizarse permanentemente; hace quince días estuve en una jornada sobre ética y derecho administrativo, los llamados procedimientos cristalinos de la administración pública, contratación. Coincido en que los principales cambios se han venido en los últimos años.
-Si bien no son demasiados, estos últimos 25 años han tenido etapas muy diferentes.
Hemos pasado por muchas etapas. Cuando yo ingreso a la Facultad de Derecho se estaba en el cambio del Código de Procedimiento Civil al Código General del Proceso, con otras estructuras, que también fue un cambio brusco. En la parte de Familia, también hubo cimbronazos, como unión concubinaria, unión libre, el Código del Niño, todo lo que se ha ido modificando en estos últimos tiempos.
En estos 25 años de carrera he pasado esa etapa de transición en lo que veníamos aprendiendo y lo que tenemos que aplicar, por lo que hay que estudiar mucho.
-Ahora, por ejemplo, que estamos ante importantes modificaciones que introduce el nuevo Código del Proceso Penal.
Sí, ese es un gran cambio. Yo, en particular, al dedicarme a otra rama del Derecho no he participado de tantos congresos y charlas penales, también estoy un tanto expectante para ver qué pasa con el nuevo procedimiento, que cambia mucho culturalmente nuestras cabezas. Aunque todas las personas nos resistamos a lo cambios, el Sistema Penal había que cambiarlo, es una adaptación que se hace a la Constitución, no sé si es lo mejor, el tiempo lo dirá. El sistema acusatorio es muy bueno, pasamos del inquisitivo total, reformado por algunas pautas acusatorias pero modelos bastante mixtos y se pasa a un sistema totalmente acusatorio. Se cambia, por ejemplo, el rol de los fiscales, que pasaron a tener un rol protagónico.
– En esta carrera, por defender y aplicar las leyes deben haber varios desafíos por venir.
Pienso que sí, en este momento el que estamos transitando es el del Nuevo Código de Proceso Penal pero quedan muchas cosas por conquistar. A nivel laboral que es donde trabajo, sinceramente creo que falta mucho y además se van a venir muchos cambios y en pocos años. La parte del Derecho Laboral, con la tecnología que avanzó tanto, va a tener que tener otro despliegue, porque se están sustituyendo puestos de trabajo. Estamos inundados no sólo en lo industrial, lo vemos en la parte rural, comercial y de servicios. Vivimos, por ejemplo, la problemática actual de los empleados del BROU, con los nuevos sistemas financieros. Nos estamos viendo superados por una computadora, un celular desde donde se pueden manejar todo tipo de transacciones. Esa cabeza hay que adaptarla y la gente se resiste a los cambios, además de readaptarse al mundo laboral que se viene. La sociedad avanza, hace poco me tocó viajar a Europa y en Uruguay estamos a años luz, porque el ciudadano tendría que tener otra cultura para enfrentarse a las nuevas tecnologías. En este congreso se habló, por ejemplo, de los autos robots, que se manejan solos y ya en algunos países están responsabilizando a los fabricantes. Pero, cómo se lleva esa responsabilidad a una sociedad uruguaya, una sociedad hindú o asiática. Por ejemplo, para la India no es lo mismo los valores si es atropellado un anciano que un niño, en otras sociedades no es lo mismo el valor de una mujer que de un hombre. ¿Hasta dónde puede llegar la responsabilidad de esas máquinas? Es muy difícil llegar a plasmar responsabilidades en leyes al mismo tiempo de los cambios y a nosotros en Uruguay todo eso nos cuesta terriblemente. No importa el gobierno de turno que esté, pero llevar esas cabezas a comprender todo ese movimiento en la parte económica, comercial, financiera, nos cuesta mucho.

Y.S.
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