Una idea de Alfredo Valdez Rodríguez
Suplemento de El Pueblo,
como si hubiera una región en
que el Ayer pudiera ser el Hoy,
el Aún y el Todavía.
Pepe Sacapuntas
La Descriminación
– Agüelo que quiere decir «descriminar»
– Mire m´hijo . Le voy a contar un cuento real así lo entiende
mejor. Hace unos quince años en nuestro pueblo «La Adversidá» se hizo flor de tablao en carnaval. Estaba yeno, pero yeno de gente. Al final de la actuación de la murga «Los Empiojaos» se hacía como siempre la elección de la reina.
– Me imagino tatita que la presidente del jurao era la estanciera
Carlota Anchorena de Los Patricios.
– Efectivamente. Pero el problema jue que La Cacho, El Mirto,La
Yeila y otros más quisieron hacer la elección de la reina de los maricones. Ahí mesmito coparon el tablao. Cuando el comesario Maloni vio la cara de las cajetillas de la comisión de damas dijo en forma elocuente y elegante : «Bájense todos del tablao, manga de trolos de mierda».
– Sucede que el Mirto es trolo pero antes era flor de puntero derecho, y estaba acostumbrao a la piñata y a recibir insultos de la tribuna, por eso reaccionó; lo reputeó a Maloni y a todas las refinadas de la comisión. Tras cartón se armó flor de kilombo, volaban botellas, gargajos y hasta una bombacha negra; carculo que de viuda necesitada. El ex puntero, luego de ser calaboceado, marchó pa´ la capital del Departamento. Asigún dicen el Mirto fue medio novia del Edil Garquetti cuando este era masajista de la selección departamental , y consiguió que le habilitaran una marcha en el pueblo , pa´ desagraviar, que se llamó del «Orguyo Guey».
Las malas lenguas cuentan que le metió presión al edil con contar en el semanario «El Eco» los masajes que le hacía de joven a él y a varios cuello duro que ahora toman Güisky importao.
– ¿Qué es eso de «Orguyo Guey» ?
– Ta clavao botija; es una marcha pa´ protestar con orguyo, a lo
guey.
El primer año estaban los trolos de siempre y alguna de las chicas de la whiskería «Legendarias del Camino». Serían doce o trece, no más. Una de las hermanas Garrapiñada se avivó y puso un puesto al final del pueblo, en la segunda cuadra de la principal y vendió setenta y dos tortafritas con el mismo aceite. Un lujo.
Los trolos habían conseguido una carreta agujereada y la tiraba el burrito «Taburete» del gallego Manolo que se los alquiló para la ocasión. La procesión guey iba con un grabador a todo volumen todos bailando de cadera, tres adentro y diez al costado del carruaje, una canción que decía » Resistiré, resistiré».
Se habían arreglao como para fiesta. La Cacho como no tenía medias finas se puso la red de pin-pon del Club «El Malandraje» que le emprestó el presidente de esa época, el turco Gandul, El Mirto se puso un yort apretao de nalga, de beibi Fulbo, La Yeila se depiló de la rodilla para abajo y se encajó una minifalda de tela de arpiyera . Además todos los de la marcha se pintaban los labios con rojo bien enjetao, pa´ provocar y daban besitos al aire.
– ¿Y usted fue agüelo ?
– El primer año la relojié de lejos a la marcha como todo el
pueblo. El segundo ya metí un carro de chorizos de hilo rojo a veinticinco la unidá y de hilo azul a veinte.
– ¿Y cuál era la diferiencia?
– ¡El hilo m´hijo! Por eso los de hilo rojo son más caros. Anduve
especial ese año, los vendí todos.
Risulta que en los años que siguieron la marcha era cada vez más grande. Empezaron a venir trolos desfiladores y mucha paisanada de los pueblos vecinos. En lugar de carretas, favores mediante, los guey consiguieron camiones y les ponían letreros como » Por atrás no es delito» » Pete cien peso al final del desfile» » Soy Yeni y te hago una promo» y cosas así.
El tumulto que vino para la última marcha era como de doscientos.
No quedó nadie en los pueblos de la vuelta; ni el loro, botija. La Comisión de la marcha consiguió hasta un organizador de eventos, un tal Juan Luis Espadachín, que contrataba payadores, cantores, organizaba juegos de taba y hasta armó una kermesse al final del día.
La Mirto en la última marcha tenía un puesto de pelucas y con la Cacho habían dejao rabones a todos los caballos de veinte leguas a la redonda . Cuando les preguntaban cómo habían conseguido tantas crines, decían por lo bajo que conseguir materia prima no era robar… que para eso están los bancos. Dispués pintaban las pelambres de rosao, naranja, meta colores chillones que a la gente le encantaban para hacer el «cotiyon» o algo así que no que qué carajo es, pero se las pagaban muy bien.
– ¿Y porqués no se hace más la fiesta agúelo?
– Pasó lo de siempre m´hijo. El pueblo «La prosperidá» vio la
Cantidad de gente más la plata que se movía con la marcha y arreglaron con los políticos de la capital departamental. Por eso ahora se hace allá, en esa villa de acomodaos. ¿Se acuerda que juimos hace un par de años? Ellos la hacen con sus maricones y otros que traen hasta ….¡ de Montevideo! Contratan grupos de música de otros pagos y algunos hasta cantan en inglés. La marcha la organiza un banco español y una bebida cola de los gringos, tienen carros alegóricos con luces…, en fin; el progreso que se le dice.
– Ya entendí Tata. Entonces descriminar es que si sos pobre te
roban hasta las ideas.
– Algo así m´hijo, algo así.
«Buenos amigos, buenos libros y una conciencia
adormecida:. Esta es la vida ideal.» Mark Twain.
La Madriguera, presenta:
Tomas Tranströmer en calle Rivera
«Fantástico sentir cómo el poema crece / mientras voy encogiéndome. / Crece, ocupa mi lugar. / Me desplaza. / Me arroja al nido. / El poema está listo», dice en una de sus obras, este sueco (Premio Nobel 2011), nacido en los albores del 30 y criado por su madre en un barrio obrero de Estocolmo. «Un poema no es otra cosa que un sueño en la vigilia», escribió con el mismo material que construyó toda su obra : la sencillez. La tensión de la fugacidad de la vida pavimentada con los elementos que vibran en la vida cotidiana. «El cielo a medio hacer» fue la antología primaria que compila la mitad de su obra. El resto se atesora en este «Deshielo a mediodía». Este volúmen – junto a cientos de maravillas- lo esperan en La Madriguera, esa rareza santalucense que nos amenaza con la felicidad en Rivera al 478.
Mariam Legnani
La Mirada
Adelaida está sentada a la mesa del escritorio, junto a la ventana. Las bibliotecas en la pared de la izquierda y a sus espaldas, se extendían desde el piso al techo. Hay junto a las mismas una pequeña escalera plegadiza, para llegar a los estantes más altos.
La joven en su ubicación recibe gran parte de la luz solar, ya que las cortinas están descorridas. Está ante una hoja que refleja con tanta intensidad la la luz solar que la encandila. Sus ojos se transforman. Entonces se protege semiextendiendo las cortinas. Ya no es lo mismo. Siente a la tenue penumbra. La lleva a aguzar la vista. Está más cómoda y se dispone a escribir una carta al abuelo, quien se fue tras las aventuras de Melquíades a Macondo. Necesita avisarle sobre la abuela quien agoniza desde la madrugada. Mientras escribe la carta, las lágrimas excesivamente saladas, como puñados de salitre desembocan en sus labios y las traga una a una como si fueran el dolor de las palabras. Confundida, sintiendo que toda la habitación gira a su alrededor, se obliga a escribir la dirección y el remitente. Fuera de si y mareada trastoca uno por otro.
Al recibir la misiva en la agencia de correos, de Barranquilla, ciudad donde Adelaida vive, creyeron que se trataba de una broma, al recibir la misiva y la quemaron.
Adelaida quien consideró indiferencia por parte de su abuelo y dolida por la muerte de la abuela, sintió un profundo dolor en el pecho. Vio curanderos, médicos y enfermeros. Todos le dijeron: «Ve a ver al Doctor Josef Breuer en Viena. Te curará de los rencores y duelos, que sientes. Una amor será tu ángel. Antes debes estar bien para amarte y para amar. El amor volverá a ti.»
Segundos antes de ir a tomar el tren, con el boleto comprado para el barco y las valijas prontas, llegó el abuelo con una lupa y arrastrando un telescopio, entusiasmadísimo. Cuando se miraron, los ojos encontrados en el silencio de la madrugada, valió por toda cura para Adelaida.
Ella no tomó ningún tren ni embarcación. Tenían mucho para conversar.
Claudia Moreno
Agua…
es palabra
del que todo lo creó,
cada letra suena a cardumen,
por él
va el Martín Pescador.
Agua…
no hay criatura alguna
que no sepa su sabor,
sabor al te amo infinitamente
que la tiñe padre
que el aroma madre,
donde hunde el hijo
para emerger Cristo.
Agua…
posee de las aves
el inspirarlas,
posee del Creador,
la omnipresencia.
Ahora no me conocés
Trazos distintos
Ahora no me conoces de la semana anterior
Enfrente a las escuela 104 al lado de Cachito Rodriguez (Josè pepe Torres)
Rpca. Argentina 111 frente a entrada de Escuela 104. Kiosco de Danilo (Gerardo Barcelo)
Pah, ¿esa no es el quiosco de Tola ? Divina foto (Elisa Berti)
Cachito’s Shop(Alejandro Alonso)
Estamos en Repùblica Argentina, entre Herrera y Tajes, frente a la entrada a la Escuela 104.- Allí era la casa de Danilo Rodríguez; uno de sus hijos es el Profe Ruben.- Hoy esa casa tiene cartel ofreciendo su alquiler y no está el banco de la foto, el resto: todo igual( Angel Pio Borra)
El que encuentra ha buscado mal.-
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